Hoy presentamos una de las abducciones más antiguas, que se
encuentra posiblemente en el libro más conocido, pero menos entendido de la
Biblia, el de Jonás.
Desde el punto de vista de la historia universal oficial,
Jonás y la ballena se han convertido en parte de la literatura,
caracterizándose como una historia legendaria y mítica de la antigüedad.
Aunque el relato se ha transformado en una historia popular
entre la gente, se ha catalogado con incredulidad, entre los libros que están
en la Biblia, como si fuese una especie de fábula, pues no se toma en serio ni
tiene un reconocimiento histórico, sino sencillamente como la historia de un
pez de gran tamaño que se tragó a un hebreo. Algunos creen que este hecho no es
histórico; según parece, la ciencia oficial nos ha hecho creer que algunas
especies de ballenas lo pueden hacer: Según el “Libro del profeta Jonás”.
Jonás, hijo de Amitay, nació en Gathherpher de Galilea (cerca del futuro
Nazaret). Profetizó en la segunda mitad del siglo VIII a.C. (787 a.C-746 a.C.)
en Nínive, la capital de Asiria. Se supone que fue contemporáneo y alumno de
Eliseo.
El sepulcro de Jonás se encuentra en una aldea de El-Meshad
(El-Meshkhad, una aldea construida donde antes estaba el antiguo Gefajover). Su
libro no contiene las prédicas habituales dirigidas a los hebreos, pero nos
cuenta la misión de Jonás en la Nínive pagana. Así, que Jonás recibe la orden
de trasladarse a Nínive, metrópoli que estaba a más de mil kilómetros de
distancia de Palestina, su patria. La misión de Jonas era realmente
desconcertante para un judío, que creía sólo que su pueblo tenía derecho a
gozar de la benevolencia y misericordia de Yahvé, su Dios.
Al principio, él se negó a predicar a los extranjeros
paganos adonde lo enviaba Dios y tomó por su cuenta un barco en Jope (Jaffa)
que se dirigía a Tarsis (en España). Según los teóricos de los antiguos
astronautas los extraterrestres se comunicaban con Jonas desde el cielo con
algún tipo de tecnología sonora o telepática, desconocida para la época, en el
nombre de Yahvé, con el afán de corregir la desviación genética que se
desencadeno entre los cruces humanos en Nínive para el momento. Según los
antiguos hebreos, dios, para hacer entrar en razón al profeta, mandó una
terrible tormenta en el mar.
Sus compañeros preguntaron qué era lo que estaba provocando
la tempestad, porque era evidente que algo anormal sucedía, puesto que cuando
salieron del puerto había buen tiempo, y Jonás contestó diciendo: “yo soy la
causa.
Según sostienen los teóricos de los antiguos astronautas
esta tormenta eléctrica no era más que la presencia de una nave extraterrestre
que mediante campos magnéticos controlados causaba alteraciones climáticas. El
barco comenzó a hundirse y los marino asustados, al enterarse que la causa de
la tormenta era la desobediencia de Jonás, lo tiraron por la borda deseando
aplacar la ira de Dios.
Efectivamente la tormenta cesó y Jonás fue tragado por un
enorme pez. Cuando Yahvé logro su objetivo, el cual era impedir que Jonás desobedeciera
y llegara a Tarsis, desapareció la tormenta y el campo electromagnético creado
por la nave ceso, e inmediatamente Jonás fue abducido por una nave sumergible,
ante los ojos de los marinos que lo habían arrojado al mar, los marinos
creyeron que la nave era una ballena que se describe en las escrituras como que
tenía los costados metálicos.
Este hecho, extraordinariamente raro, es sin embargo
posible. Las explicaciones seudocientíficas dadas por la ciencia oficial se
argumentan con la existencia de ballenas, que alcanzan 88 pies de largo. Y que
en su estómago tienen de cuatro a seis compartimentos, en cada uno de los
cuales cabrían varios hombres.
Las ballenas tienen respiración aérea y en su cabeza tienen
cámara de reserva para 686 pies cúbicos de aire. Se han encontrado en los
estómagos de las ballenas restos de animales y hasta hombres vivos. La
ballena-tiburón, de 70 pies de largo, también puede contener a un hombre sin
dañarlo físicamente, pero esto solo sería posible, si desconociéramos el efecto
de los ácidos digestivos de los cetáceos. Jonás pasó tres días dentro de este
pez y se arrepintió profundamente de su desobediencia y le rogó a Dios que lo
perdonara.
Entonces el Señor le ordenó al pez que soltara al profeta
sobre la costa cerca de Beirut. ¿Cómo sabia el pez donde quedaba la costa de
Beirut? Según afirman los teóricos de los antiguos astronautas durante esta
abducción Jonás fue instruido en lo concerniente al mensaje de alerta enviado
por dios al pueblo de Nínive y que debido a la exposición a algún tipo de
energía, viaje dimensional o en el tiempo, Jonás cambio su aspecto físico de
manera similar a otros personajes bíblicos abducidos, como Moisés, Enoc y
Zacarías entre otros. Jonás, obediente esta vez, fue a Nínive con la prédica
acusatoria y profetizando severos castigos sobre la ciudad.
Los habitantes le creyeron al profeta e hicieron ayuno junto
a sus animales domésticos y se arrepintieron sinceramente. Entonces dios se
apiadó y le levantó el castigo a Nínive, aquí puede notarse claramente los
mecanismos de dominación empleados por los Anunnaki mediante el terror y el
culto a un dios. Así se salvaron de la destrucción más de un cuarto de millón
de habitantes. Con el tiempo Nínive se convirtió en la capital de un país
poderoso y guerrero, características genéticas heredadas de los linajes de
dioses Anunnaki. 800 años después, Jesucristo les hacía recordar a los hebreos
el milagro del profeta Jonás y les recriminaba que, a diferencia de los ni
níveos que se arrepintieron luego de la prédica de Jonás, ellos no querían
hacerlo a pesar de tener entre ellos un Profeta más grande que Jonás.
Lo que más deseaba en el mundo era ver a Nínive destruida,
pero a pesar de eso cuando Dios le mandó a anunciar su destrucción a Nínive,
dijo: “Te conozco demasiado bien, Oh Dios. Si alguien por arrepentirse te da la
más mínima oportunidad de ser misericordioso, cambiarás de opinión y no
llevarás a cabo tu sentencia sobre ellos; por lo que huyó a Tarsis. Nínive era
una ciudad grande, de tres días de camino, es decir, que la ciudad era tan
grande que harían falta tres días para cruzarla.
Se consideraba que un día de viaje era equivalente a unos
dieciocho kilómetros, de modo que un viaje de tres días de duración serían unos
cincuenta y cuatro kilómetros. Esa era una ciudad considerablemente grande. De
hecho era un grupo de ciudades, agrupadas alrededor de las orillas del Río
Tigris y era la capital del Imperio Sirio (el Imperio Asirio), esta era la
razón de los dioses para tener un cuidado preferencial por Nínive, allí se
concentraban un gran número de caracteres genéticos en pleno desarrollo para
crear la civilización. Y Jonás fue allí, con el propósito de declarar el
mensaje que Dios le había transmitido. Comenzó su viaje un día caminando por la
ciudad y proclamando a gran voz: ¡De aquí a cuarenta días Nínive será
destruida! La ciudad se salvó. ¿Por qué prestaron atención al mensaje de Jonás?
Los teóricos de los antiguos astronautas están convencidos
de que lo que le sucedió a Jonás fue que sus facciones fueron cambiadas por la
experiencia en el vientre del pez (nave espacial sumergible). Sobrevivió a la
experiencia, pero su piel se había vuelto de un blanco como la tiza y se quedó
así durante el resto de su vida.
Si el rostro y el
cuerpo de Jonás confirmaron la asombrosa historia de que, sin duda, este hombre
había pasado por una experiencia espantosa al ser tragado vivo por un pez y
después vomitado, así como también, que Dios le enviase a proclamar este
mensaje, podemos imaginar el impacto que eso tendría sobre la población de
Nínive. Jonás era evidencia viva, prueba documentada en su propio ser, de que
Dios hablaba en serio y estaba dispuesto a hacerlo. Por eso, la ciudad se
arrepintió hasta el último hombre y se detuvo el juicio de Dios. Este hecho
exhibe las técnicas de dominación y sometimiento mediante el culto religioso
usadas por los dioses Anunnaki en aquellos días.